martes, 10 de agosto de 2010

Yildum (2)

Constelación de la osa menor

Roberto iba caminando por las montañas, el amaba ver las estrellas en la noche, desde que era niño, soñaba con ellas, pensando que al ver las estrellas estaba viendo realmente al pasado, porque su luz tardaba miles o hasta millones de años en llegar a nosotros, pensaba que tal vez muchas de ellas ya ni siquiera estarían ahí, pensando en cómo todo había empezado y como podría terminar… Estaba asombrado y maravillado por tantos misterios que nos quedan por resolver…

-Tanta hermosura- pensó, pero sabía que no podría disfrutar mucho tiempo más de esa paz aparente, una sombra de tristeza y destrucción se asomaba a su vida, el ya lo había vislumbrado mas no estaba consciente de cuanto iba a afectarle, de cuanto iba a perder.

Más tarde bajando por la misma montaña que siempre escalaba para ver el cielo, una luz suave dentro de una cueva llamo su atención, se acerco a la cueva para ver que era aquella luz, lo que encontró en aquella estrecha cueva en medio de la rocosa montaña era un cristal, este cristal tenía un ligero y misterioso brillo fluorescente, era violeta, con el silencio y la oscuridad, el hasta pensó oír una suave música, el objeto tenía una forma en S, como una serpiente con una textura irregular que se parecía un poco a la corteza de un árbol, incluso tenía unas formaciones parecidas a hojas y pétalos que salían como ramas en el medio abajo y arriba de la S, se quedo por un momento maravillado con tan hermoso objeto, que en cuanto se animo a tocarlo, emanaba suaves chispas al contacto, era algo que el simplemente podía describir como, mágico.

Tomó el objeto y se dirigió a casa, llevándolo consigo y del cual no podía quitar la vista, mientras manipulaba el objeto acerco uno de los extremos a su ojo y apunto el otro lado hacia el cielo, fue entonces cuando se dio cuenta que aquel extraño artefacto era una especie de telescopio, pero diferente de cualquier otro que el había conocido, a pesar de tener solo 16 años el había conocido muchos por su pasión por la astronomía, el podía ver los Astros mucho más cerca, como nunca los había visto, de repente tuvo una Hermosa visión, los planetas, Marte, Saturno, Júpiter danzaban ante sus ojos, podía verlos infinitamente cerca, recorrió volando los canales de Marte, acaso una señal de que alguna vez tuvo agua y vida?, Saturno, su Hermosa y gélida luna Europa, Júpiter el gigante de nuestro sistema solar, con tan cambiantes y hermosas nubes, las bandas multicolores, sus gigantes columnas de gas de tamaños mayores a los de la tierra, sintió en lo profundo de alguno de estos Astros algo familiar, pero muy vago, algo parecido a la vida?, nuevamente se sumergió en sí mismo, recordó aquella estrella que tanto le gustaba ver, aquella en la cola de la constelación de la osa menor, y cerca de la estrella polar, Yildum.

La Veía distinta de cómo la recordaba mas amarilla, más parecida al sol, al verla a simple vista pensó que no podían ser las mismas estrellas, aun así siguió viendo hacia esa estrella con ese extraño telescopio, y éste como leyendo su mente se centro en la estrella a la cual pudo ver tan cerca como si se tratase de nuestro sol, pero no se lastimaba la vista, entonces algo llamo su atención, noto una muy pequeña esfera orbitando a Yildum, era de un verde muy intenso, con tonos purpuras y celestes, de colores pastel, centro su atención en ese objeto, el objeto se centró en esa esfera, él se dio cuenta que era una especie de planeta, el telescopio como leyendo su mente fue acercando su vista a la esfera mas y mas, su mirada atravesó nubes purpuras hasta que pudo ver algo como un mar, de repente el tuvo una sensación extraña y nueva para él, el sintió vida.

Era como si este objeto misterioso le confiriese una habilidad sensorial, Roberto pudo sentir vida en este planeta, entonces guiado por esta nueva percepción sensorial él dirigía ahora el objeto hacia donde él pensaba provenía esta impresión de vida en este extraño y nuevo planeta, mientras lo recorría desde una vista aérea pudo ver bosques, pero él supo de inmediato que no eran la fuente del sentimiento que tenía, parecían arboles gigantes de kilómetros de altura, con formas hermosas pero un tanto simétricas para ser naturales, vio gigantes ríos correr en medio de estas selvas, pudo sentir distintas clases de vida miles no millones de seres vivos, pero no eran la fuente de lo que el buscaba, vio enormes volcanes, que lanzaban humo a la atmosfera, enredaderas tan grandes como esos árboles, aunque en cierta manera todo eso parecía demasiado ordenado, algo artificial, inmerso en estos pensamientos finalmente pudo distinguir algo que podría llamarse una ciudad, llena de pirámides de cristal, resplandecientes por el inmenso sol, pudo notarlas desde lejos, si, era de allá de donde provenía esa sensación que lo llamaba, entonces se acerco con la vista a esta ciudad que estaba también llena de plantas, arboles y flores gigantes, todo muy simétricamente organizado, como un mosaico donde cada cosa esta en el lugar exacto donde debería estar de distintas formas y colores, desde violetas a amarillos, azules, se acerco a una de las construcciones, una pirámide de cristales gruesos aparentemente, de color rojo, su vista atravesó el cristal y dentro pudo distinguir algo que podría describirse como el contorno de una mujer vista de espalda, pero con todo el cuerpo verde como hecho de hojas frescas, cuando la vista se acerco mas de repente ella se dio la vuelta, tenia ojos como zafiros, con un extraño brillo, con una mirada tan penetrante, Roberto sintió que ella veía hasta su alma,fue tan grande la impresión de Roberto o tal vez fue algo más que se desmayo…

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